jueves, 27 de noviembre de 2014

Mi querido Zar, Cristina Brocos


Cuando sube al avión rumbo a sus deseadas vacaciones en Canarias, Cristina sólo piensa en olvidar un matrimonio roto. En sus planes está disfrutar del sol, descansar y entretenerse con la lectura de maravillosas novelas románticas, su género favorito. Lo último que Cristina espera de este viaje es exactamente lo que va a sucederle: conocer a Misha, un empresario ruso millonario, atractivo, viril y tremendamente sexy, y que éste se fije en ella, en una maestra gallega treintañera con la autoestima algo baja, un pasado triste a su espalda y una risa muy contagiosa. Junto a él, Cristina siente todo lo que había imaginado cuando leía su novela de cabecera, Cincuenta sombras de Grey: noches de sexo desenfrenado, regalos generosos... Y amor de verdad.Sin embargo, a pesar de estar viviendo ese sueño, ella no termina de creérselo del todo...¿Puede la vida ser tan fantástica como en las novelas? ¿Existen en el mundo real los finales felices?
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A todo a quien gane, sí señor. Si la Lindsey se fumó un porro grande cuando escribió La mujer del guerrero, la autora de este despropósito se fumó uno aún mayor, un XXXL con toda la producción de maría de un año dentro. Es de vergüenza ajena en sesión continua. Estoy segura de que el porro lo compartió con la persona que la publicó, porque hay que estar muy colocado para soltar esto al mundo y esperar que te feliciten por la calle.

Aquí, dando una caladita de nada

Sé que sus intenciones son buenas, que pretende hacer un homenaje a Cincuenta sombras de Grey, pero, hija mía, ¿habrá libros para homenajear? ¿No has leído algo mejor? Al principio una no sabe si quiere escribir una coña o está hablando en serio, pero conforme se avanza se ve que la cosa va por este último camino. Esta mujer quiere hacer que las normales y cuarentonas nos podamos sentir identificadas con una protagonista torpe, que ha sufrido mucho (esto no es para bromas, que la maltrataban, pero es excesivamente recurrente y se hace pesadísimo e increíble, sobre todo que el trauma se le haya ido tan pronto con todas las perrerías que le han hecho) y que tiene michelines, y que por arte de magia conquista con su risa a un tiazo ruso que tiene los ojos negros y con fuego, rasgo que nos repiten hasta la saciedad, que no falte la redundancia (el verdadero homenaje a E.L.James). El grado de ñoñería es estratosférico cuando él la llama "risa bonita" (WTF?) y "mi amor" y ella "mi querido zar" (que se lea Besar a un ángel si quiere un zar de verdad, coñioooo), pero esto no es para nada lo peor de la historia. Si les cuento que aquí no hay una diosa interior y un subconsciente sino dos ángeles, uno de alas blancas y otro de alas negras, que sólo la protagonista ve y cuyos diálogos tratan de ser la nota humorística de la novela, ¿no es para caerse de culo y no levantarse? Patéticos es poco. Se dedican a comentar cosas como el desnudo de Olvido Hormigos en Interviú o el episodio del cura de Churra. ¡¡¡Eso te saca de la novela en cero coma!!! Los niveles de whathefuckadas en este sentido se aproximan a los palabros tipo "cuchufleta" de Megan Maxwell. Son como una patada en la cabeza que te hacen salir disparada de la lectura en vez de sumergirte en ella y perderte en la historia, olvidándote de todo lo chungo del mundo que te rodea.

Para lo que han quedado los ángeles de "Annabel Lee"

La gota que colma el vaso de este despropósito es que Cristina, la diosa de todo esto, está leyendo al Grey y Misha (no había otro nombre), el ruso, está intrigado en saber por qué le gusta a ella esa novela. Por lo que se ve es tan lerdo que no entiende el intrincado lenguaje de la obra magna y tiene que llamar a su hermanita para que le descubra la verdadera esencia de esa maravilla de la literatura universal. La hermana le explica que la trilogía de E.L. James es el gran y definitivo tratado sobre el AMOR, el miedo a amar, las barreras que levantamos para protegernos y blablablá. Y UN JAMÓN CON CHORRERAS. ¿Pero la autora, que es profesora, por lo que se le presupone cierta cultura, no  ha leído Jane Eyre por ejemplo? ¿Pero estamos locos o qué? 


"Kiss my nineteenth ass, dear"

De verdad que no tengo palabras para describir la cantidad de disparates que tiene este libro. Mi cara debía ser un poema mientras leía, aunque a partir del 40 % dejé de leer a los ángeles de las narices (para una vez que se me ocurre echarles un ojo, me encuentro que uno dice que Miguel Ángel pintó La Última Cena, con un par), los polvos (leído uno, leídos todos y es que no paran, él es un macaco, todo el día empalmado) y las ñonadas que nos cuenta Cristina de su trabajo en el colegio, el perrito adoptado, el hijo enfermo de la amiga, las descripciones insoportables, las críticas a lo mal que va el país... Es que no hace falta. Y el nivel de vergüenza ajena es ya máximo en lo referente al asunto del ex-marido maltratador y cómo se soluciona.



Otras whathefuckadas: esa sobrina de trece años contándole que se hace guarreridas cuando está sola y con ganas de macho. ¿PERO QUÉ COÑ...? Que ella se haga pajotes está bien, mira tú por dónde, eso sí mola. Que la cría venga contárselo a la tía guay no. Nein. Niet. ¡Que no! Y más: la madre que pasa de ella, ay, qué mal y cómo ella se venga por haberle dado una infancia infeliz; el director del colegio que se le arrima y el osito Misha se pone celoso y termina por pedir en el concurso de traslados; la superdiosa que lleva dentro (no teníamos bastante con la diosa de Anastasia)... o, ya el colmo, QUE ELLA SE LLAME CRISTINA Y EL RUSO LE DIGA QUE ESCRIBE BIEN Y QUE DEBERÍA PUBLICAR SU HISTORIA DE DESGRACIA Y REDENCIÓN. ¿Es que la gente no tiene vergüenza? Me sé de una que le puso su nombre a una guerrera, protagonista de una infame novela ambientada en las Highlands. ¡Con todo su morro nos obliga así a imaginárnosla a ella! ¡Quería arrancarme los ojos sólo de pensarlo! 


En fin, que el querido zar y todos los queridos que hay aquí (mi querida Tita, mi querida Paula, mi querida Emma, mi querido Sergio, mi querido sursum corda que pasaba por allí) son para salir corriendo y no parar. A mí me puso perra, pero perra rabiosa, echando espumarajos por la boca.


Estoy que muerdo ante semejante estafa

Por todo esto y más que no digo porque no quiero que nos cierren el blog, obtiene en nuestro Gandymetro el primer Antigandy de la historia, todo un honor:


Para zar ya tenemos a Alex Markov, tío moñas


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martes, 25 de noviembre de 2014

Besar a un ángel, Susan Elizabeth Phillips


Daisy Devreaux debe elegir entre ir a la cárcel o casarse con el misterioso hombre que su padre ha escogido para ella. Las bodas concertadas son una cosa del pasado... ¿O no? Alex Markov, tan guapo como hosco, no tiene intención de jugar a ser el novio cariñoso de una pequeña cabeza hueca adicta al champán. Dispuesto a domarla a su manera, arrastra a Daisy desde su destacado lugar en la alta sociedad a un pequeño circo itinerante. Pero este hombre sin alma ha tropezado con una mujer que es todo corazón. Antes de que pase mucho tiempo, la pasión los tendrá a su merced y sin red de seguridad.


Queridas lectoras: como sigamos así, vamos a tener que crear una nueva etiqueta bajo el nombre de "Señores que se mean en Grey" o bien cambiar el Gandymetro por el Meadímetro, porque tela con los tipos con los que nos cruzamos leyendo: Derek, Samuel, Sebastian... Claro, como ya no salen en más novelas que cuenten su historia en forma de trilogía, pentalogía, heptalogía o tropecientología, pues ahí se quedan... Y mejor, porque dejan un estupendo recuerdo y te sientes tan a gusto con el FIN definitivo. La verdad es que tiene mérito escribir tres novelas sobre nada, eso se lo tengo que reconocer a ciertas perpetradoras, nacionales y extranjeras. 

Dejad de atormentarnos con vuestros truños, de rodillas os lo pido

De Susan Elizabeth Phillips ya habíamos leído Tenías que ser tú y qué buen sabor de boca nos había dejado esta autora a Kim y a mí. Sabíamos que tarde o temprano teníamos que volver a leer algo suyo y esta historia cayó en nuestros kindles por recomendación tuitera. Bendita la hora, qué ratos nos ha hecho pasar. Reconozco que, al principio, me sonaba a la misma fórmula de la otra novela: chica rica y aparentemente inútil entra en un mundo que no es el suyo y muy cerrado (llámese fútbol americano o circo ambulante) y consigue ir haciéndose un hueco a base de tesón. Enfrente se encuentra con el tipo rudo con el que choca nada más empezar la cosa. ¿Problema? Ninguno, siempre que la trama tenga interés y esté bien contada, como es el caso de ambas novelas. Porque, vamos a ver, ¿no usaba siempre la misma fórmula Jane Austen, por ejemplo? Chica conoce a chico que no le cuadra o no tiene interés amoroso en él, pero luego se le cruza uno que le dice ojos negros tienes, están a punto de liarse, pero se descubre que es un maloso y la protagonista reacciona y se da cuenta de que el otro, del que pasaba, es el hombre que la espera. Cuidado, que no estoy diciendo que SEP sea la Austen, pero sí que sabe sacar partido a una fórmula que funciona y la explota muy bien. Y, lo más importante, lo hace genial. Lo que me fastidia es que a otras les funciona lo chusco y lo mal escrito y están tan felices pensando que van para premios Nobel. Es que me enciendo, ME ENCIENDO.

Exacto, querido John

Vayamos a lo que nos ha traído aquí: la novela de SEP. Pero no puedo evitar caer oooootra vez en meterme con el Grey. ¡Si es que está a huevo! Juro que leo y no pienso en ello hasta que me asaltan cosas que, por comparación, me hacen acordarme de la ínclita trilogía y la vena del cuello se me pone muy hinchada. Gracias a la diosa que llevo dentro y a mi subconsciente hipster con gafas de pasta y barbaza, la prota no nos va a recordar a Anastasia. El padre la quiere poner de Pichote y de eso nada de nada. Lo que me olía al Grey eran otras cosas. Ojo: esta novela se publicó en 1996 y la James pudo leerla y pensar que oye, eso del tío con pasado raro, juguetón con la comida, un poco dominante en la cama y conocedor de cómo manejar un látigo molaba. Y más cosas que no digo por no hacer spoilers. Soy una conspiranoica, lo sé. Pero es que llega a decir que él no hace el amor; él folla. Yo casi me he caído del sofá con eso. Bueno, con eso y con el festival de mordidas de labio de Daisy, los ojos en blanco y los ceños fruncidos. Ahora, la manera de narrar nada que ver, por supuesto, y más en las escenas de sexo. Porque qué escenas, haggards mías, QUÉ ESCENAS. He tenido que rescatar el ventilador del trastero para poder hacer frente a los calores xixiles.

Ni siendo así de grande me ha quitado los calores

Si nos centramos en los personajes, de Daisy sabemos que es una chica de buen corazón que no ha tenido una infancia normal, no ha disfrutado del amor paterno al ser ilegítima, ni tampoco del materno, porque su madre era una loca que vivía su vida y se acostaba con todo lo que se meneaba. Eso la hace reaccionar y querer todo lo contrario a lo que ha vivido: considera el matrimonio algo sagrado y cree en el amor a pesar de todo. De Alex, por el contrario, apenas sabemos nada, sólo que es ruso, como el padre de Daisy. Es un personaje rodeado de un misterioso pasado que forjó su manera de ser: con aspecto de fiero tigre, apasionado en la cama, pero frío en el trato y un tanto controlador. A veces es muy rudo en el trato, aunque todo es más bien una pose...

Alex, el tigre de Siberia

Volvemos al protagonista con trauma a sus espaldas que afectará a su manera de relacionarse con la chica de la historia. Durante toda la novela hay un tira y afloja entre ellos porque la atracción física y la química erótica existen, pero ¿y el amor? ¿Por qué Alex no sabe amar? Lo iremos descubriendo a base de pequeñas dosis y más de un bofetón que nos suelta la autora en la cara, uno de ellos tan gordo que no vemos cómo Alex va a salir de ese embrollo. Queremos incluso entrar en el libro y ahogarlo. Sin embargo, SEP sabe cómo hacer que Alex y Daisy nos conquisten: sus diálogos están llenos de chispa (las cosas que ella dice para evitar que él ligue con camareras de bar de carretera son para partirse) y picardía (en los momentos añhdgñalsdhgañlsdhgañsldhgs). Cuando Alex se muestra en plan dominante, Kim y yo estábamos ya que no podíamos con nuestra vida. Inevitablemente nos acordamos del Grey y es que no hay color. He releído algunos pasajes de 50 sombras para ver si es que no estaba yo muy conectada en ese momento con la historia, pero no. Es que no hay manera, de verdad. El estilo narrativo hace tanto... Luego tenemos esos encuentros sexuales sin nada de asepsia, todo lleno de ascos ricos, sudores, olores a macho, flechas de vello que apuntan el camino hacia la boa, pechotes mullidos de pelos, HELADO DE MARISCO... Además de que no se repite la fórmula cada vez que lo hacen, nada de "gimo", "gime", "estallo", "madre mía". ¡Por haber hay hasta sexo acrobático! Voy a echarme hielo por la cabeza. Ahora vuelvo.

Kim y yo haciendo nuestro propio Xixi Ice Bucket Challenge

No faltan los secundarios que suelen ser un soplo de aire fresco y aportan su granito de arena a la historia. Es cierto que Daisy puede ser demasiado chupi y guay con ellos, pero tiene que hacerse un hueco en un lugar que es casi una secta y que tiene sus reglas propias. Para sobrevivir ha de luchar y al final consigue superar las reticencias de todos a pesar de que no entra en ese mundo con buen pie. Si sus relaciones con los animales del circo hubieran sido escritas por otra persona, serían para pegarse un tiro por la ñoñez, pero SEP lo sabe hacer, como siempre. Uno de esos animales con los que Daisy tiene una relación muy especial es un tigre siberiano ya viejo que viene a ser la versión animal de Alex, y el otro una cría de elefante que se encariña con la chica (y a ella le dan pánico todos los bichos). Para terminar esta reseña, dejemos al paquidermo demostrar qué hace Alex con Grey


Por todo esto (aunque sólo por el "momento restaurante" ya merecía la máxima puntuación) obtiene en nuestro Gandymetro...

Alex, saca el látigo, que yo me saco las bragas


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viernes, 21 de noviembre de 2014

Amante Confeso (Serie La Hermandad de la Daga Negra 4), J.R.Ward


Butch O'Neal es un luchador nato. Un duro ex policía de homicidios y el único humano al que se le ha permitido el acceso al la Hermandad de la Daga Negra. Y quiere adentrarse más aún en ese mundo, para comprometerse con la guerra contra los restrictores. No tiene nada que perder. Su corazón pertenece a una mujer-vampiro, una hermosa aristócrata que está fuera de su alcance. Si no puede tenerla, entonces por lo menos puede luchar junto a los Hermanos. El destino lo maldice con lo que más quiere. Cuando Butch se sacrifica para salvar a un vampiro civil de los restrictores, cae preso de la fuerza más oscura de la guerra. Dejado por muerto, lo encuentran de milagro; la Hermandad llama a Marissa para hacer que él vuelva, aunque tal vez ni siquiera su amor por él pueda conseguir salvarlo...


Queridas y sabias lectoras, a estas alturas de la saga La Hermandad de la Daga Negra paso de un libro a otro con desesperación, ya lo sabéis. No tengo suficiente con lo leído sino que necesito NECESITO leer qué va a pasar con los demás personajes, tal es el enganche que te crean estos dichosos libros. ¡J.R.Ward, te quierodio!

Kim leyendo un libro de BDB

Después de la intensidad con la que lees la historia de Zsadist y Bella, coges ésta con más tranquilidad. Y menos mal, porque si no, no sé yo cómo iba a poder mantener la cordura lectora (si es que la tengo).
Butch O'Neal es un viejo conocido nuestro. Tan viejo como que lo conocemos desde el primer libro, cuando intenta hacerle el salto del tigre a Beth y conoce a la Hermandad de Machos de la Daga Negra. Era policía, un poco echado a perder, un poco adicto, un poco de pasarse por el forro las reglas. Conocer a la Hermandad lo cambia todo para él, deja su antigua vida y se mete en su mundo de vampiros y restrictores. También conoce a Marissa, una vampira aristócrata, elegante y virgen, que pudo ser todo para Wrath pero no fue nada. Cuando Marissa conoce a Butch surge una atracción instantánea pero, tras un besarracoajhdfahgfjhgss, se separan hasta que se reencuentran ahora. 

Marissa cuando se entera de que no lo cata hasta el cuarto libro

No perdemos nunca de vista a Butch, se convierte en el fiel compañero de los Hermanos (especialmente de Vishous) y en su principal preocupación cuando es raptado por unos restrictores (uno de ellos, nuestro "querido" señor X, mal rayo lo parta) que lo torturan y lo dejan al pobre que ni que hubiera pasado por las manos de Joputa Randall. Claro, que luego le va a visitar el Omega, que es el Joputa supremo, el Mal en sí mismo, lo peor de lo peor y... ¡NOOOOOOOOO!. Y, claro, nosotras leemos eso y nos cagamos lo pasamos fatal.

Sufro por Butch pero sin perder la pestaña postiza

Butch no volverá a ser el mismo después de ese encuentro (y las que habéis leído el libro sabéis que sufre unos cambios que ni yo cuando muté en mi adolescencia). Pero si hay una cosa que no cambia es su amor por Marissa, más bien al contrario, crece (sí, sí, el amor es lo que le crece...). La pobre Marissa no sabe qué hacer con él (folletilmente hablando, tampoco) porque siente que él la rechaza pero que la desea, pero hay cosas que tienen que ser sin más y ellos dos juntos son una de ellas (ese olor de Butch que...)


[Vale, vale, me callo pero vaya tela contigo, J.R.Ward, muy fan de ese giro]
Butch y Marissa se sienten ambos fuera de lugar. Butch se siente bien con los Hermanos, pero no es uno de ellos, no deja de ser un humano. Marissa se siente una marginada dentro de la aristocracia vampírica. Todo lo ocurrido con Wrath hace que la vean (y que ella se vea) como una repudiada, una indeseada virgen que tiene que tener algo mal para que, a pesar de ser un bellezón, no haya macho que le eche un polvo ni por compasión (pero que no cunda el pánico, que por compasión, nada, pero sus buenos polvos sí se lleva bien echados, grrrrrrrrrrrr).


No esos polvos precisamente. Aunque la postura...

Pero no son Butch y Marissa los únicos que se sienten extraños y solitarios y, para mí, no son los únicos protagonistas. J.R.Ward sigue con su excelente narración y nos da la novela más coral de todas las que he leído de la serie, dando mucho protagonismo a otros personajes (y hasta disfrutamos un poquito de Wrath, tan maravilloso como siempre -sí, queridas lectoras, escribo "Wrath" y se me caen las bragas-). Podemos ver más de la extraña vida de Rehvenge, el hermano de Bella (y su relación con Marissa). Sabemos lo que siente nuestro cada vez más querido John Matthew en su largo camino hacia la transición. Y podemos conocer más al que se va perfilando como mi favorito (con permiso de Wrath), Vishous (OMG, vaya tela tiene este macho, estoy deseando echarle un polvo ojo a su historia). Llamadme rarita pero la pareja que más me ha emocionado ha sido la de Vishous y Butch (por encima de Marissa y Butch). No os puedo expresar con palabras lo que he sentido al leer su historia juntos, tanta intensidad, tanta verdad, tanta unión entre ellos. 


¿¿Pero con quién está Butch, con Marissa o con Vishous??

[Jijijijijijiji, con Marissa, con Marissa, no se ve por aquí ninguna exploración de la puerta de atrás. Pero Butch y Vishous... ¡Que no cuento nada! ¡Hombre ya! ¡Que lo leáis todas!
Como en todos los libros de la serie, vamos conociendo más cosas sobre la Hermandad y sobre el mundo vampírico. Me ha emocionado especialmente el ritual de la Hermandad que nos enseñan al final (con EL MOMENTO con Vishous, ais, qué bonito). Creo que en todo lo relacionado con los Hermanos, la relación entre ellos y sus ritos, J.R.Ward es simplemente sublime.
También tenemos nuestra porción de restrictor, el señor X, que nos muestra una versión suya muy desconocida e interesante (vaya dos libros de restrictores rarunos llevamos). Ay, señor X, nunca te ha convenido ser tan listo... 
"Amante confeso" me ha gustado. Es cierto que la relación entre Butch y Marissa da bastantes vueltas y creo que es la más floja de todas las que he leído hasta ahora, pero es una lectura adictiva porque el resto de las historias se ponen muy interesantes y compensan (puede que sea ése precisamente el único "pero" que podamos ponerle, que a veces te interesan más las historias de otros personajes que las de los protagonistas). 
Ahora, después de reposar la historia una día, lo único que me queda es ponerme como la haggard loca que soy a devorar el siguiente libro. ¡Ojalá sea el de Vishous! Aunque tengo muchas ganas de saber más de Rehvenge. ¡Y de John! Por favor, tanto machote esperándome y yo aquí, buscando gifs...
Por todo esto, "Amante confeso" se lleva en nuestro Gandymetro...


Butch, clávame... lo que quieras


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martes, 11 de noviembre de 2014

Amante Despierto (Serie La Hermandad de la Daga Negra 3), J.R.Ward


Antiguo esclavo de sangre, el vampiro Zsadist todavía lleva las cicatrices de un pasado lleno de sufrimiento y humillación. Conocido por su innegable furia y su siniestro carácter, es un salvaje temido tanto por humanos como por vampiros. La rabia es su única compañía y el terror su única pasión, hasta que rescata a una hermosa aristócrata de la diabólica sociedad de restrictores. Los dos se sienten irremediablemente atraídos, pero la sed de venganza que él siente contra los secuestradores le lleva a la locura. Ahora Bella debe ayudarle a superar las heridas de su tortuoso pasado y encontrar un futuro con ella.


Hay libros que tienes tantas ganas de leerlos que, cuando los pillas, los lees de un modo voraz, como si te pusieran delante a Sam Heughan y te dijeran: "ale, buffet libre de escocés".

Ancha es Castilla, Kim, come, come

[Sí, aquí cualquier momento es bueno para poner una imagen de Sam Heughan o de David Gandy de modo gratuíto]
Pues eso, que cogí "Amante Despierto" con la desesperación con la que uno coge un vaso de agua en mitad del desierto. Es que, es que, ¡ES QUE! No puedes terminar "Amante Eterno" sin lanzarte en plancha sobre éste.
Zsadist es el vampiro más oscuro de la Hermandad. Pelo rapado, cicatriz que le cruza la cara, aire de badass pero no de screaming xixi sino de temer por tu vida. Fue raptado, vendido como esclavo y posteriormente convertido en esclavo de sangre por su ama japutamalrayoteparta. Ser esclavo de sangre es lo peor de lo peor, Zsadist sufrió terribles abusos (su múltiples cicatrices son prueba de ello) y su personalidad actual es fruto de tantos años de cautiverio traumático. Rehuye el contacto y el cariño, su único placer viene del miedo de los demás y es tan peligroso que incluso sus propios Hermanos guardan las distancias con él (hasta su gemelo Phury va con cuidado).
Bella es una vampira guapísima a la que ya conocimos en el libro anterior (era vecina de Mary). Pertenece a la aristocracia vampírica (hasta entre los vampiros hay clases, a ver qué os creíais) pero está medio repudiada. ¿En qué universo paralelo iba la Serena van der Woodsen las de vampiras a fijarse en un tipo como Zsadist? Pues en éste, en el que Bella conoce a Zsadist, le saltan todas las alarmas calorras y...

Riesgo de deshidratación por los bajos para Bella

Aquí seguimos con la historia de Zsadist y Bella, y digo seguimos porque esta historia comienza en el libro anterior, donde ambos se conocen y ya saltan chispas. No puede haber nada entre ellos porque, si bien Bella ya lo tiene muy claro (nos remitimos a la imagen anterior), Zsadist huye de ella como de la peste. Pero algo terrible le pasa a Bella que hace que Zsadist no pueda descansar hasta que... Hasta ahí puedo leer, tendréis que devorar "Amante Eterno" para saber lo que pasa.

Ahora soy yo la que ríe, jijijijiji

La historia de Zsadist y Bella está marcada por el pasado del Hermano. Su traumática experiencia hace que se niegue a sí mismo el amor, que no quiera dárselo a Bella incluso cuando ella más lo necesita. Él se considera impuro, indigno de una persona como ella. Pero los sentimientos están ahí y no puede negarlos, así que está en una lucha constante entre lo que su corazón pide y lo que su mente y cuerpo están acostumbrados a hacer. Claro, cuando su cuerpo se deja llevar, nos encontramos con unas escenas ajhfajkhfajkhaskjhfkjs que, en contra de lo que puedes esperar, están llenas de ternura y contención y de extreme perraquismo. Zsadist no sabe qué siente y no sabe cómo actuar y es muy conmovedor ver cómo se van rompiendo sus barreras mentales y corporales.

Tranquila, Kim, a todas nos pasa con Zsadist
Tranquila, Kim, a todas nos pasa con Zsadist

Y ésa es otra de las maravillas de este libro, cómo consigue emocionarnos. A priori, Zsadist es el Hermano que menos nos interesa, entre las cicatrices, que se porta como un joputa y que da miedo, directamente. Pero J.R.Ward nos cuenta tan sumamente bien su historia que, igual que Zsadist rompe sus barreras, nosotros también lo hacemos y acabamos queriéndole, porque de verdad es imposible no hacerlo.


I love you, Zsadist, I love you, Zsadist, I love you, Zsadist

Volvemos a encontrarnos aquí con esa magnífica capacidad de J.R.Ward de contarnos, mientras nos narra la trama principal, otras historias que, si bien aquí son secundarias, son seguro el punto de partida de posteriores libros. ¡Cómo nos picas, jodía! Sabemos más de Phury (el gemelo de Zsadist), conocemos a Rehvenge (el hermano de Bella), podemos seguir la evolución de John (al que tenemos mucho cariño desde el libro anterior) y todo sin olvidarnos de Vishous, Butch, Marissa...[Por cierto, que estoy ya picadísima con Vishous y con Butch, después de lo que pasa aquí. OMG!]. En ningún momento estos cambios de punto de vista y de trama te molestan, al contrario, te acabas interesando en esas historias también. De paso, vamos conociendo algo más del mundo de los vampiros, que hay diferentes clases, lo que les pasa a las vampiras cuando tienen el celo... ¡Coño, es que hasta esto, que podría ser de nivel de risa Breaking dawn, está bien contado!

¿Pero qué tienes en contra nuestra?

[¡¡AAAAAAAAAAARG!! Si empiezo, no termino. Lo siento, no soy crepusculita]
Por cierto, que no se me olvide. Aquí también tenemos nuestra porción de restrictor, al que ya conocíamos también. Se llama O pero yo lo llamo "puta chota" porque, madre del amor hermoso, ¡qué tío más loco! Un restrictor que quiere ir por libre y que se rebela contra el destino que él mismo ha escogido. ¿Pero qué me estás contando? Mira, J.R.Ward, te voy a decir una cosa:


Es que te mereces el aplauso del comandante Riker, de Jean-Luc Picard, de la tripulación del Enterprise... Y el mío. ¿Cómo has sido capaz de hacer un libro así? ¡Y sin que decaiga en ningún momento! Y encima te permites una filigrana final y nos haces una jugarreta de cagarnosentuputamadremilveces morir de pena. Why, WHY??? Pero oye, que encantada, eh, porque así se vive un libro, sufriendo y disfrutando con los personajes.
Así que por la historia de "puta chota", por cómo has hilado todas las tramas, por cómo te has sacado de la manga la historia de amor más preciosa del Hermano más horrible, por cómo has conseguido que nos interesen todos los personajes, por las dos hostias que nos metes al final que nos dejan la moral a la altura del felpudo del Ikea, en definitiva, por escribir este maravilloso libro, nos has obligado a darle a "Amante Despierto" en nuestro Gandymetro...

Zsadist, me has llegado a lo más hondo. Y al corazón, también


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