domingo, 29 de junio de 2014

Sueño contigo (Serie Tahures del Craven 2), Lisa Kleypas


Una noche los destinos de Derek Craven, pobre huérfano que ha hecho su fortuna con una casa de juego, y Sara Fielding, una joven escritora de buena familia, se cruzan. Sara salva la vida a Derek y éste accede a la petición de la muchacha de visitar su casa de juego, hablar con los empleados y ver a los jugadores en acción.
Ella sólo pretende documentarse para su nueva novela, pero la pasión la irá sumergiendo en una relación que deberá saltar las barreras sociales.


Sueño contigo es la segunda novela de la serie Jugadores (Cuando tú llegaste es la primera) y rescata al personaje de Derek Craven para hacerlo aquí protagonista de la historia y de los sueños y fantasías de prácticamente todas las que lean este libro, ajhdsakjhfkjahfks.


¡Derek Craven, no hay sitio para los dos en el corazón de Kim!

(¡Cómo que no, David, hijo, yo os hago un hueco a ambos y a tropecientos más!)
La historia de Derek y Sara es compleja y complicada, como no puedes esperar menos de todo lo que se relacione con Craven. Él es un cockney, nacido en los bajos fondos, criado entre prostitutas, convertido en ladrón y mil cosas más, de infancia paupérrima pero con un tesón y una habilidad e inteligencia que le hicieron salir de allí para convertirse en el rico dueño del mayor club de juego de Londres. Guapísimo, de maravillosos ojos verdes y cuerpazo de morirte en el acto (no esperamos menos), folla intima únicamente con damas de la alta sociedad que se sienten atraídas como perras en celo irremediablemente por su misterio y su peligrosidad, pero la única dama que le acepta tal y como es es precisamente aquella con la que jamás tendrá un escarceo amoroso, Lily (protagonista de Cuando tú llegaste). Derek es un animal herido que no permite entrar a nadie en su corazón. Pero todo eso cambia cuando conoce a Sara, una sencilla chica de pueblo que, además, es escritora. Sara es luz, es inocente pero, ojo, no es nada Pichote, no oculta ni sus esperanzas ni sus sentimientos, los reconoce y los asume. Se preocupa por él, por saber qué ha pasado en su vida para que se comporte así y Derek, nada acostumbrado a que se interesen por él como persona y no como amante, no sabe manejarla. En innumerables ocasiones la aparta de su lado y en innumerables ocasiones vuelve a encontrarla, hasta que decide no dejarla escapar. En este momento, Derek, que se pasa media novela con una nube de mal rollo encima, resurge como  un Ave Fénix y nos deslumbra con su belleza encantadora, diabólica y sin tapujos, haciendo que te den ganas de comértelo desde las patillas hasta los tobillos ida y vuelta hasta el infinito y más allá.


Haz conmigo lo que quieras, Derek Craven

La trama es aquí más compleja, con idas y venidas y con giros de la trama que pueden llegar a cansar un poco, cosa que, reconozco, no me pasó porque devoré esta historia, no podía parar de leer.
Lisa Kleypas me ha conquistado por completo como escritora. Genial retrato el que hace de la sociedad de la época, en la que, hipócrita como ella sola, se critican los matrimonios felices y los amoríos de los que no lo son. También me ha encantado cómo marca a los personajes según el lenguaje que utilicen. Para muestra, una perlita de Derek:

Las putas siempre se abrirán de piernas por un precio -dijo sin alterarse- y la gente siempre apostará su dinero. Publique su libro sobre el juego y mire cuánto bueno hace. Mire si mantiene a alguien en el buen camino. Yo antes esperaría que un muerto se tirara un pedo.

No puedo dejar de hablar de la peculiar relación que tienen Derek y Lily. Es la primera vez que veo en una novela (en Cuando tú llegaste, realmente) un personaje que admite abiertamente que podría haberse enamorado y quedado para siempre con otro personaje que no es la pareja que le corresponde. Y eso es justo lo que dice Derek, admite que Lily podría haber sido la mujer de su vida si no fueran de orígenes tan diferentes y él no la hubiera empujado deliberadamente a los brazos de Alex Raiford. ¿Pero cómo de maravilloso es eso? Simplemente genial, Lisa Kleypas. Además, has conseguido crear dos personajes femeninos relacionados con el mismo hombre y que nos encandilen los dos. ¿La clave? Lily es aquella mujer que todas queremos ser y Sara es aquella mujer que todas somos. Maravillosas ambas y felices las dos.


Lily y Sara hablando de las boas personalidades de sus chicos

En el fondo, Derek y Lily son iguales, dos personas muy heridas y desconfiadas  que necesitan dos personas buenas y puras para que les ayuden a salir, justo lo que son Sara y Alex.
Para mí, Sueño contigo es mejor incluso que Cuando tú llegaste. Derek Craven es un personaje inolvidable, perfecto incluso con sus múltiples imperfecciones, de esos que te hacen disfrutar cada vez que abres las páginas del libro. ¡Y no veáis cómo se desenvuelve en la cama el jodío!

Por todo esto y mucho más que me dejo le damos en nuestro Gandymetro

Derek Craven, me has enamorado por completo


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jueves, 26 de junio de 2014

Cómo seducir a un guerrero (Serie Highlander 2), Karen Marie Moning

Me gusta más el título original

Gavrael McIllioch había nacido en un clan de guerreros de fuerza sobrenatural, pero abandonó su nombre y su castillo de las Highlands decidido a escapar del sombrío destino de sus antepasados. Ocultando su identidad al implacable clan rival que lo perseguía, pasó a llamarse Grimm para proteger a la gente que le importaba y juró no admitir jamás su amor por la encantadora Jillian St. Clair. Y entonces el padre de Jillian lo convocó con urgencia… ¿Por qué había huido él de ella durante tantos años? ¿Y por qué regresa ahora para verla ofrecida como premio en una competición orquestada por su padre? Furiosa, Jillian había jurado no casarse jamás. Pero Grimm era el hombre al que amaba, y ella la única mujer que podía dominar a la bestia que bramaba dentro de él... Todo ello, mientras sus enemigos mortales se conjuraban para acabar con ambos.


En Cómo seducir a un guerrero, Karen Marie Moning (KMM para las amigas) nos cuenta la historia de Grimm, el amigo melofó de Hawk, protagonista de Nieblas de las Highlands. Todas nos quedamos con ganas de ver qué pasa con ese chaval estupendo, guapetón y con sentido común, y Karen nos da alguna pista al final del otro libro, dejando la puerta abierta a una nueva historia protagonizada por Grimm. Y nosotras más que encantadas. 

Gavrael/Grimm frunciendo el ceñoñjñashñgkjasñdhsñs

Lo mejor de esta novela son dos cosas: la primera, que la parte mágica no tiene que ver con viajes en el tiempo ni con presencia del mundo fae, sino que se adentra en la leyenda sobre los Berserkers, temible raza de hombres que se convierten en auténticas fieras si se les provoca. Grimm, que realmente se llama Gavrael como descubrimos al principio en el prólogo, vive atormentado por eso y por algo que presenció a los quince años, por lo que decide renunciar a su naturaleza, huir de su hogar y cambiar su identidad. Eso mola, no me digan que no. La segunda cosa buena es que la chica y el chico destinados a estar juntos ya se conocen de antes y tuvieron "algo" que quedó en nada años atrás porque él se fue sin dar explicaciones... Al menos fue nada en apariencia y sólo para Grimm, ya que la protagonista, Jillian St. Clair, que no es una Pichote como Adrienne (la de Hawk), tiene claro que a quien quiere desde que era una cría es al chicarrón indomable y se lo tiene que llevar al huerto sí o sí, porque en el fondo de su corazón sabe que Grimm siente algo por ella (un flashback nos mostrará un momento ciertamente ñadsjfhañshgdsñadjkfs). La oportunidad para conseguirlo la tendrá cuando su padre, harto de que su hija esté soltera y entera, le meta por los ojos a tres maromazos para que decida con quién casarse de una puñetera vez ya: Ramsay Logan, Quinn de Moncreiffe (el melofó de esta novela, lástima que no tenga historia propia en otro libro) y Grimm Roderick. Analicemos el menú maromial que tiene ante sí Jillian: en el caso de Ramsay, llamarse así ya nos da una pista si las lectoras son fans de Canción de Hielo y Fuego; nada bueno puede esconder un tío con ese nombre. Por su parte, Quinn es guapo, amigo de Grimm a pesar de todo lo que sabe sobre él y de estar enamorado de Jillian, adorafollable hasta decir basta. Y Grimm es Grimm, claro. Los encuentros entre él y Jillian son explosivos, porque el guerrero le dice mil y una perrerías para apartarla de su lado, mientras que ella se pica y sale siempre rabiando. Y ambos están que se follan encima desean irremediablemente cuando se ven.

Poco calorreo, pero efectivo. El sello de KMM.

Como he comentado, Jillian no es una pava en huevos y KMM no nos va a hacer esperar hasta que haya bodorrio para que tengan un encuentro bestial que deja el comedor patas arriba y a nosotras con los ovarios hechos cisco, claro. ¿Y ahora qué? Nos preguntamos. Si ya hay tema, todo está claro entre ambos y han frungido, ¿qué queda aún por pasar si estamos a poco más de la mitad de la novela? ¡Pues muchas sorpresas que no voy a contar! Porque Grimm sigue siendo un inseguro, Jillian una cabezota que quiere ser su mujer sí o sí, el padre la quiere casar como sea y los malos malosos están al acecho para acabar con el que consideran el último Berserker, una raza que merece ser extinguida del planeta. 

Gavrael sufriendo lo indecible por ser un Berserker. ¡Vente pa España!

KMM va madurando poco a poco y a través de toda esta serie su propio universo highlandero, documentándose en los mitos antiguos para crear historias que son románticas y con su toque de fantasía. Todo esto tiene su complemento en la serie Fever que ya hemos comentado por aquí. Sin ser para mí la maravilla de Lisa Kleypas o de Laura Kinsale, Karen ha sabido hacerse con una legión de fans gracias a sus historias diferentes, sobrenaturales y con bastante sentido del humor. 

Así que esta segunda entrega de la serie Highlanders merece en nuestro Gandymetro...

Queremos un Berserker en nuestra vida y en nuestra cama


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miércoles, 25 de junio de 2014

Nieblas de las Highlands (Serie Highlander 1), Karen Marie Moning


En el reino todo el mundo lo conoce como Halcón, legendario predador de los campos de batalla y de los tocadores de las damas. Ninguna mujer puede resistirse a sus encantos y ninguna ha conquistado jamás su corazón. Hasta que un hada vengativa hace caer a Adrienne de Simone del moderno Seattle a la Escocia medieval... Cautiva en un siglo que no es el suyo, absolutamente temeraria, franca y sincera, constituye un desafío irresistible para un bribón del siglo XVI.


Bueno, bueno, bueno... Comenzamos el lío de highlanders made in Karen Marie Moning con esta novela, el disparate supremo, pero que hay que leer sí o sí. Kim, que es una pro, ha leído todos los libros, pero me ha dejado el honor de reseñarlos a mí, que aún voy por el segundo y he de decir que la cosa va mejorando.

Lo que se dice morir de sobredosis highlandera

El argumento del primero ya ven que es sencillo: Sidheach James Lyon Douglas, conde de Dalkeith, apodado el Halcón (que nosotras llamaremos aquí Hawk), es un tiazo experto en domar halcones, tiene una boa de metro, es rey de las camas, amante experimentado, envidia de mortales e inmortales. A estos últimos no les hace mucha gracia el asunto, sobre todo porque se ha beneficiado a la mismísima reina de las hadas y eso pone celosones al rey y a uno de la corte feérica, El Bromista. Por eso deciden castigarlo de alguna manera, aprovechando una curiosa situación: el imprescindible amigo melofó de Hawk, llamado Grimm (al que no perderemos de vista), pide a una estrella que nuestro Don Juan se enamore de una mujer guapa, lista y blablablá, pero que ella no se rinda a sus encantos. ¿Y dónde encontrar una fémina así? Pues en el siglo XX, claro. Adrienne será la escogida por los malotes del reino de las hadas, una Pichote de mucho cuidado que ha vivido con un tiazo (y aún es virgen, ojo al dato) que la enamoró y le hizo la vida imposible, así que decide que pasa de calorros, que mejor señores tipo Paquirrín, que seguro que la tratan más amablemente. Por arte de magia (que por momentos parece lo de la tostadora mágica de Homer Simpson) se traslada al siglo XVI y allí tiene que hacerse pasar por la prometida de Hawk porque la real estaba como las cabras de Heidi y ha muerto, así que la familia de esa loca aprovecha el aterrizaje de Adrienne para endosársela a Hawk. Tatatachán, ya tenemos festival de malentendidos.

El nivel maromial de esta novela es altísimo. Para empezar, Adrienne conoce en primer lugar al melofó Grimm, que viene a casarse con ella en nombre de Hawk. A la zagala casi le da un patatús al verlo, así que él le pregunta si le parece tan ofensivo a la vista. Ella piensa que le parece "tan ofensivo como una fuente de fresas zambullidas en chocolate oscuro y cubiertas de nata montada". Ahí es ná. Lo que viene siendo un asco muy rico todo. Grimm, según sus propias palabras, es un sapo al lado de Hawk, y las lectoras estamos que nos morimos ya pensando en cómo será Hawk entonces...

Podríamos decir que Grimm es algo así como Henry Cavill

Adrienne no sabe cómo es su marido, pero si es más guapo que Grimm debe ser el tío que conoce en la herrería del castillo, un calorrazo con pechote al viento, kilt y sudor chorreante hacia la entrepierna. Pues no, no es Hawk tampoco (y no diré quién es para no hacer spoilers). Qué mala suerte tiene esta muchacha que levanta una piedra y se encuentra un tío bueno doquiera que va.

Señores que quieren meter su lanza de acero en el calor de nuestra forja

Cuando aparece Hawk, a Adrienne le da el perreque y repite una y otra vez su mantra: Odio a los tíos guapos, odio a los tíos guapos. Pero sabemos que es mentira, claro. Sobre todo si la casan con el más macizo de todos y a él le gusta ella y sus tontunas varias, fruto de su origen moderno. Y así estará la parejita, en un tira y afloja de atracción y tensión sexual no resuelta, aderezado con intromisiones del mundo fae, alguna ex amante de Hawk, pelea de boas en plan "a ver quién mea más lejos" y, sobre todo, unas cuantas escenas muy ÑADJSÑASHGAÑSDKFJSJHDGÑSLADJFSADAS llenas de aromas a macho, barbas que rascan y lengüetazos varios que nos ponen perracas y que vendrían a resumirse en dos momentazos: café y broch. Kim y yo hemos añadido a nuestro peculiar vocabulario una gran palabra que aprendimos leyendo esta novela: haggard. Somos haggards y queremos un Hawk que nos dome en el broch. Si quieren saber qué es eso, a leer todo el mundo Nieblas de las Highlands. Ah, y lo más importante: ¡¡¡sabremos qué hay debajo de un kilt!!!

¡Boa a la vista!

En cierto modo se nota que esta historia es la primera que KMM escribió y hay cierta torpeza para mi gusto, aunque la he disfrutado en sus partes más erótico-festivas, que no tienen por qué ser precisamente las de follisqueo sexo tal cual. Karen sabe lo que nos pone un buen achuchón, una buena comedura de tetamen, o un besarraco de los de lengua invasora y dominante. Peeeero tampoco nos gusta que nos escamoteen un buen polvazo, y más si sabemos que ha sido en una bañera y a base de refregones con aceites y tal. Ahí muy mal, querida. Te salvas por los momentazos a los que he aludido y por ese melofó que es Grimm.

Yes, guarrerida is coming!!!... ¿o no?

Por todo esto y a pesar de que Hawk nos descubre el secreto para que un kilt no sea una skirt, la novela obtiene en nuestro Gandymetro...

Hawk, queremos ser tus haggards


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martes, 24 de junio de 2014

Cuando tú llegaste (Serie Tahures del Craven 1), Lisa Kleypas


Lily está decidida a impedir la boda de su indefensa hermana con lord Alex Raiford, un aristócrata frío y arrogante. Lily, indomable y resuelta, sabe cómo lidiar con los hombres en su propio terreno, y no duda en emplear cualquier arma para salirse con la suya. Pero no imagina que por una vez su rival es muy superior a ella, y mucho menos que su obstinado e inflexible corazón no tardará en ceder a los encantos del enemigo


[Lo siento pero me encantan las portadas calorras, Cassie me va a matar, jajajaja]

Yo lo tengo clarísimo. Si Cassie me recomienda una lectura, es buena. Si la busco yo, ya me puedo ir preparando para lo peor. Afortunadamente. Cuando tú llegaste fue una recomendación suya (como lo fue mi adorada Flores en la tormenta), sabiendo que ya, nada más ojear la sinopsis, íbamos a tener que leerla.
Cuando tú llegaste tiene una cosa que, personalmente, adoro encontrar en estas novelas: una protagonista que no sea más tonta que Pichote. No me lo podéis negar, cuando abres una novela romántica, sabes que hay grandes probabilidades de que la chica te haga perder los nervios con decisiones incomprensibles.

Te sacan de quicio. Y lo sabes

Bien, eso aquí no pasa. Lily tiene los ovarios las narices bien puestas, hace y deshace a su antojo, escandaliza a la sociedad, dice palabrotas, monta a caballo con calzones color frambuesa y a horcajadas (esta palabra me parece tan porno que me encanta) y juega como un tahúr en el local de su mejor amigo Derek (ya os lo digo, Derek es adorafollable a más no poder). Todo esto la ha hecho vivir al margen de su familia pero ser la más deseada de todo Londres.
Por su parte, Alex Raiford no puede ser más educado y opuesto a ella, me recuerda a Darcy. Arrastra el pobre el trauma de la muerte de su amada Caroline (¡hay que ver lo que nos gustan los maromos traumatizados!) y está prometido a la hermana de Lily. Ésta, sabiendo que su hermana ama a otro zagal, decide romper ese compromiso utilizando lo que tenga a mano (una apuesta, unas cuerdas, una teta, lo que sea). Ya os podéis imaginar que se repelen desde el minuto uno, lo que únicamente puede significar que al final van a echar chispas pero no de odio precisamente…

Así me tienes, Alex, aullando a La Luna

Aunque parezca Alex el personaje más complicado, no lo es. De hecho, es el más sincero y cristalino de todos. Reservado y en apariencia tosco, esconde un hombre puro, inteligente, amable, cariñoso, paciente, rubísimo, guapísimo, AFJAJFKSHFKASHKEGHJKASHGJKAS por completo. Lily, en cambio, es una mujer que ignora todas las convenciones del mundo pero que tiene un pelusón del tamaño del Bernabéu escondido bajo la alfombra…
No estoy habituada a leer romántica de época y creo que por eso me he sorprendido más al leer ésta (lo mismo me pasó con Flores en la tormenta). La relación entre Álex y Lily es maravillosa, fresca y divertida, entre personas inteligentes y con recursos (y, creedme, ambos los tienen y los usan). Si le tengo que poner una pega, es que la historia es algo predecible y puede que la trama se resuelva de un modo excesivamente fácil pero, a quién vamos a engañar, ¡no nos estamos leyendo el Ulises de Joyce! ¡Y ni falta que hace, oiga! Y las escenas de folleteo subidas de tono están narradas con mucho gusto, de un modo descriptivo pero sin excederse, dejándote con una sonrisa de oreja a oreja y unas ganas de pillar cacho...

¡Las sales! ¡Traedme las sales!

Esta historia me enganchó desde la primera página. Kleypas (a la que voy a meter en nuestra categoría de escritoras Masters del Universo, presidida por Karen Marie Moning) va hilando la historia de un modo fluido, soltando los momentos adsjhajfkfd en su justa medida y dando algún giro muy sorprendente y agradable (ya me gustaría a mí jugarme lo que se juega Lily con Alex). Y, oh, Kleypas, qué maestra al crear a Derek Craven. Os confieso que comencé a leer la novela sin conocer los nombres de los protagonistas y que en cierto momento pensé que él podría ser el maromo, ya os podéis imaginar lo maravilloso que es y qué relación tan particular tiene con Lily. Es imposible no adorarle, igual que era imposible que no tuviera su propia novela… Así que, Derek, tú y yo tenemos una cita en Sueño contigo (ambas pertenecen a la serie Jugadores).

Por todo esto y por más que me dejo, Cuando tú llegaste obtiene en nuestro Gandymetro

Alex y sus rizos rubios no se merecen menos


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domingo, 22 de junio de 2014

Serie Fever (1-5), Karen Marie Moning

MacKayla Lane lleva una vida aceptable. Tiene grandes amigos, un trabajo decente y un coche que se avería cada dos por tres. En otras palabras, es una mujer normal del siglo XXI. O eso es lo que creía hasta que algo extraordinario le sucede. Cuando su hermana es asesinada, dejando tan sólo una pista acerca de qué es lo que le ha sucedido -un mensaje encriptado en su móvil- Mac decide viajar a Irlanda en busca de respuestas. La búsqueda del asesino de su hermana la sumergirá en un mundo de oscuridad en donde nada es lo que parece y el bien y el mal hacen uso de las mismas armas seductoras para salir vencedores.De este modo, Mac muy pronto se verá enfrentándose a un enorme desafío: un don que le permitirá ver más allá del mundo humano... el peligroso reino de las Hadas. Pero cada movimiento que haga será seguido muy de cerca por el oscuro y misterioso Jericho, un hombre sin pasado y que se burla constantemente del futuro. A medida que se va acercando más a la verdad de la muerte de su hermana, se topará con el cruel V'lane -un hada macho que hace del sexo una adicción para las mujeres. (Sinopsis del primer libro)


Antes de comentar esta serie de cinco novelas (más lo que aún no he leído -aunque estoy en ello- y que viene a estar relacionado con todo este universo), hemos de aclarar por qué incluyo Fever en este blog. ¿Es realmente literatura romántica tal y como solemos entenderla? Rotundamente no. Sin embargo, nos pone perracas y por eso hay que reseñarla aquí. Por eso y porque la autora, Karen Marie Moning, es una de las escritoras de romántica paranormal más reputadas del mundo RA. La serie se compone de Fiebre oscura, Fiebre sangrienta, Fiebre mágica, Fiebre anhelada y Fiebre sombría, además de las novelas protagonizadas por Dani, un personaje secundario. 


Hace años compré Fiebre oscura sin saber de lo que iba exactamente. Clasificada como romántica, la dejé cuando llevaba media novela ya leída por dos razones: me enteré de que era parte de una serie de más novelas (y no tenía ganas de engancharme a nada por lo que tuviera que esperar un año o más) y, por otro lado, no era lo que estaba buscando leer en esos momentos. Tampoco me pareció que fuera la típica novela rosa, ni mucho menos, pero ahí se quedó la cosa.


Pocos meses atrás, Kim y yo, junto a otras amigas, empezamos a leer Nieblas de las Highlands, de esta misma autora. Dentro de que es la manida historia romántica con calorreo, tenía un componente sobrenatural al estilo del clásico de referencia en cuanto a viajes en el tiempo se refiere, Forastera, de Diana Gabaldon. Sin ser ninguna maravilla, tiene buenos momentos aslñfjasñlgjañshdfñas sin pasarse tampoco, y eso se agradece. El caso es que Kim se puso a investigar y dio con la serie Fever. Yo le comenté que tenía la primera novela en papel y me propuso empezar a leerla. Retomar un libro que tengo a medias me suele dar pereza, pero me puse a ello y, oiga, cómo me enganché. Recordaba cosas, pero no sé por qué no me había llegado el impecable prota masculino la primera vez que empecé a leer. Supongo que para cada cosa hay un momento y aquel verano no lo era, mientras que ahora sí. Nos pusimos como locas y nos hemos ventilado la serie en un abrir y cerrar de ojos. Y eso que tenemos otras cosas que hacer y otras novelas en marcha, sobre todo Kim, que devora libros como toda una pro que es.
¿Qué hace a la serie Fiebre tan adictiva? Su protagonista masculino, por supuesto. ¿Y cómo es él, que preguntaría José Luis Perales? Pues es... ¡Como David Gandy again! Ay, David, que lo mismo nos sirves para ser un profe de los que no existen como para encarnar al misterioso Jericho Z. Barrons, dueño del establecimiento Barrons Books & Baubles, guapo, elegante, impecable en ademanes y estilo, con un físico de caerse de culo y no levantarse pa los restos...


Hola, me llamo Jericho Barrons y soy un peligro para tus ovarios

Y lo mejor es que mantiene un tira y afloja absolutamente añsdjgañshgañsdfashgas con Mac, la chica arco iris, la perfecta Barbie sureña que ama broncearse al sol, la manicura, el color rosa y vestir provocativamente. La química entre ambos es mucha y la fucking mistress que es KMM nos pone a ladrar sólo con una cosa: la manera que tiene Barrons de decir "Señorita Lane". Y sin oírlo. Sólo con imaginarlo. A mí me dice "Señorita Dexter" y ocurre algo parecido a esto:



KMM es muy de escamotearnos los momentos calorros (ya le echaremos el puro en el post sobre Nieblas de las Highlands), pero no sabemos cómo lo hace que nos tiene leyendo las aventuras de Mac en su lucha con el mundo fae durante cinco libros sin que haya realmente momentos de verdadero frungimiento. Menudo universo se ha montado ella solita, un lío que se remonta ya a su serie de highlanders, cuyos personajes harán apariciones estelares por aquí. Así, nos iremos familiarizando con términos como Sinsar Dubh, sidhe-seer, seelie, unseelie, pri-ya... Y tropezándonos con más tíos calorros, no crean ustedes. Uno de los más importantes es el que está ahí, metiéndose entre Barrons y Mac, el guapísimo V'lane, que quiere frungirse a la chica y que tiene la capacidad de hacerle sentir a Mac ganas de añdhgñasdjfñasajs sólo con percibirlo.


Los efectos de V'lane sobre Mac. Literales. En serio.

V'lane es de una belleza sobrenatural, indescriptible, un ser casi angélico que quiere por todos los medios hacer suya a Mac, la cual se resiste como puede. Qué mala suerte tiene la pobre, todo tío bueno acude a ella.


Me niego a poner a Travis Fimmel como V'lane. No. Nein. Niet.

Porque no se vayan todavía, aún hay más: Christian MacKeltar y el chico de los ojos soñadores, Ryodan, otros macizorros más añadir junto a unos cuantos escoceses que... Un no parar. Un gustazo, para qué les voy a mentir.

Así se imaginan las fans al MacKeltar. Yo sólo imaginaba al Barrons, sorry.

En fin, que esta serie es otro de esos must que hay que leer para entender por qué Jericho Barrons aparece en todos los top ten de hombres que nos dejan así:


A Mac le explotan en arco iris, claro

En nuestro Gandymetro, esta serie obtiene...


Barrons, soy pri-ya. Cúrame, por favor.


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Flores en la tormenta, Laura Kinsale


Christian Langland, duque de Jervaulx, es un conocido libertino poseedor de una mente brillante y un don para las matemáticas, que prefiere malgastar su existencia llevando una vida licenciosa. Maddy Tims es una solterona cuáquera (una secta protestante cristiana) cuyo padre, un matemático ciego, colabora con el duque en sus investigaciones. Jervaulx, tras sufrir un ataque durante un duelo con un marido desairado, es internado en un asilo para dementes que casualmente está dirigido por un primo de Maddy. Y es allí donde sus caminos vuelven a cruzarse. El duque está considerado como un paciente violento aquejado de demencia. Sin embargo, Maddy es la única persona que se da cuenta de cuál es realmente el mal que padece: él es simplemente un hombre cuerdo, incapaz de comunicarse verbalmente, que se siente frustrado y lleno de ira por esa razón y que vive continuamente atemorizado por el trato vejatorio que sufre a manos de su guardián. A partir de ese momento, Maddy se vuelca con él y decirde ayudarle a recuperar su vida.


Leí Flores en la tormenta porque había oído que no era la típica pastelada romántico-calorra con impetuosas e indomables jóvenes de melena pelirroja al viento, highlanders musculosos y pasiones desatadas en castillos de nombre impronunciable. Y qué acierto leerla, oigan. Porque esta pareja imposible (una austera cuáquera y un libertino) te convence de que el amor no tiene barreras. Qué bonito.
Esa manía de escamotearnos los pelos del pecho
en la portadas horteras
 

El caso es que empiezas a leerla sabiendo que ambos están destinados a estar juntos, pero lo interesante es ver cómo. Y hete aquí que ha de ocurrir una desgracia (no se aclara, pero se supone que a Christian le da un ictus y así lo explica Laura en su página web) será la que los ponga en contacto, porque Maddy ve como una misión del Altísimo el hacerse cargo de este hombre que está sufriendo lo indecible por no poder hablar ni expresarse. Él, por su parte, no soporta a Maddy y sus ademanes recatados y de santurrona, lo que no le impide acorralarla en una ocasión y soltarle uno de esos morreos históricos (e histéricos) que nos dejan petticoatless pa los restos. Ella lo achaca a su estado y lo deja pasar, pero nosotras estamos para tomar un litro de tila después de eso al ser un anticipo de lo que está por venir. ¿Pero cuándo vendrá? Ay, estas esperas son mejores que el aquí te pillo, aquí te mato... 
Así nos pone Christian cada vez que dice "Niñamaddy"

Lo mejor de la novela es que ni él ni ella cambian en esencia. Maddy es una especie de Jane Eyre firme en sus convicciones, que no quiere abandonar sus creencias a pesar de sentirse irremediablemente atraída por ese hombre que, en principio, no le conviene, pero que se revela como un ser atormentado que necesita de ella para salir adelante. Tampoco es una cría ya, tiene veintiocho años y las cosas bastante claras. Es una de esas mujeres que a Kim y a mí nos gustan: nada Pichote. Tampoco es ningún pibón, así que es más fácil identificarnos con ella. En cuanto a Christian (otro que se llama como el Grey, pero nada que ver, gracias a la diosa que llevo dentro), tenemos claro que posee unos ojos azul oscuro, rodeados de pestañas negras como el pelo, su cuerpo es fibrosoñajdñalsjdfs y la sonrisa es de pirata diabólico, lo que pone a Maddy perraca y nerviosa a la vez. 

Espera, espera... ojos azules, pelo oscuro y sonrisa canalla: ¡Christian es David Gandy!

Ya tenemos a la parejita. Ahora se preguntarán las lectoras cómo consigue Laura Kinsale que no sólo coincidan sino que haya tema sexuarrrll y más allá con una chica como Maddy, cuáquera y recatada, de las que si no hay anillo con una fecha por dentro de por medio, ni catarlo. Pues lo hace muy bien, no diré la manera de solucionarlo porque es mejor que lean el libro. La tensión añdjñashgñasjdfas es mucha a lo largo de la historia. La novela tiene treinta y seis capítulos y habrá que esperar hasta el veinticuatro para que haya guarreridas. Laura Kinsale no sólo borda esto que parece tan imposible (por las creencias de Maddy) desde el punto de vista argumental, sino descriptivo. Qué clase para narrarnos las escenas de sexo, pocas pero perfectas, con los puntos de vista de ambos, algo que las hace más interesantes y que nos pone ya afónicas, y no precisamente de la garganta. 

Yo leyendo Flores en la tormenta

De esta novela guardo un recuerdo muy agradable. La imagen que yo tenía de las novelas románticas era distinta, lo reconozco. Laura Kinsale me descubrió que no, que pueden ser otra cosa. Porque literatura romántica no es sinónimo de mala literatura. Es una pena que tengamos que leer casi a escondidas, no vaya a ser que nos apedreen o algo por gustarnos echarnos un calorreíllo al cuerpo de vez en cuando. Pero ojo: un calorreíllo bueno. Mierdas como el Grey triunfan siendo truños de proporciones pianísticas, cuando no catedralicias, pobres en cuanto a contenido y no digamos en lo referente al estilo, repetitivo y malo con ganas. De repente una tropieza con joyitas como Flores en la tormenta y se pregunta que por qué tienen que ser consideradas cosas "para mujeres" y de segunda categoría. ¿Acaso no hay folleteo en otras novelas? ¿Por qué hay que ningunear una buena historia de amor? Si Charlotte Brontë hubiera escrito Jane Eyre hoy, ¿no nos hubiera descrito al señor Rochester con sus peletes en el pecho o dándole un morreo con lenguaca a Jane tras aceptar ella su proposición de matrimonio? ¡Pues claro que sí! Estoy hasta el m(c)oño de la nueva ola de follisqueo greyano, aburrido ya y sin otro argumento que el de te tapo los ojos, te ato a la pata de la cama o te pego tres cachetes en el culo. ¡Anda y que os den concurso! Que escribir una novela romántica de época no es nada fácil. Los diálogos, las situaciones y la trama tienen que ser creíbles, hay que documentarse (¿me oís, autoras megaventas? ¡HAY QUE DOCUMENTARSE!) Laura Kinsale no nos coloca una cuáquera sólo por el hecho de que sea recatada y eso le venga bien a la historia, sino que ha investigado sobre las creencias de esta secta cristiana, y hasta sobre matemáticas. Olé por ella. ¿Es malo aderezar todo esto con escenas de las que nos ponen a ladrar por su intensidad sensual y tensión añdljgañsghañsldgashgs? No. Y puunto. Qué a gusto me he quedado. Cuando una se acerca a leer algo de un género en concreto, espera que sea bueno en lo suyo, ya sea novela policíaca, de misterio, histórica, de aventuras o romántica. Pues no me he tragado yo pestiños de otras temáticas...

Repartiendo estopa a todo lo mierder que ronda por ahí. ¡Tenía que desahogarme!

Dicho todo esto, sólo me queda añadir que Flores en la tormenta merece en nuestro Gandymetro...

Con un par de ovarios, señora Kinsale


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sábado, 21 de junio de 2014

La redención de Gabriel (Gabriel 3), Sylvain Reynard

[CONTIENE SPOILERS DE LAS ANTERIORES NOVELAS]
El profesor Gabriel Emerson ha dejado su plaza en la Universidad de Toronto para iniciar una nueva vida junto a su amada Julianne. Está seguro de que juntos podrán enfrentarse a cualquier desafío, incluso a su deseo de ser padre. Pero el programa de doctorado de la joven pondrá a prueba los planes de Gabriel, ya que la dura vida de estudiante le roba demasiado tiempo. Cuando Julianne recibe el honor de dar una conferencia en Oxford, éste se muestra reacio, pues ambos tienen opiniones encontradas sobre la materia. Para complicar un poco más la relación, aparecen varios personajes del pasado empeñados en humillar a Julia y en sacar a la luz uno de los secretos más oscuros de Gabriel. Obligado una vez más a luchar contra sus propios demonios, éste iniciará una cruzada en busca de sus padres biológicos, lo que desencadenará una serie de acontecimientos que repercutirán en ambos y en los anhelos del profesor por formar una familia.



La redención de Gabriel cierra la trilogía sobre la historia de Gabriel Emerson y su amada Julia Mitchell (podéis leer la reseña del primer libro aquí y la del segundo libro aquí). Les encontramos como una feliz pareja de recién casados que disfrutan como perracos locos de las bondades del folleteo amor conyugal. ¡Minipunto para ti, Sylvain! Me parece un acierto que no hayas terminado la historia en la boda y en el “felices para siempre” y nos quieras enseñar qué se esconde detrás de esa fachada de pareja perfecta.

Ya veis lo que escondo (el tatuaje me lo he tapado, que soy pudoroso)

(Un segundo que me recompongo. Ya.)
Porque detrás de la pareja perfecta también hay sus imperfecciones… Aunque claro, nada que no terminen arreglando con sexo amor (de reconciliación, de escritorio, de mesa de cocina, contra la pared, ahfdajhkajhfdkalf todo).
Misteriosamente, esta tercera parte ha sido la que más me ha gustado gracias a eso, a mostrarnos los roces, los choques entre los gustos y aspiraciones de cada uno, los esfuerzos que tienen que hacer por acoplarse el uno al otro (sí, sí, lleva todo el doble sentido del mundo).
Peeeeeeero (para mí siempre hay un “pero”) me ha parecido un poco superficial, en plan “en el Paraíso tienen problemas. Los has visto, ¿verdad? Pues ale, venga, fus, fus, fuera problemas y todo arreglado”, para acabar siempre en el mismo final. Puede ser que en este aspecto me pase de dura, porque, claro, si tienen pocos problemas y luego los arreglan con la punta del ****  me quejo pero si me ponen un problema de verdad que se cargue a uno de los personajes o rompa realmente la relación, pues me cagoenlamadrequeparióalescritorochentaveces enfado. Hay que seguir las reglas de estas novelas, que yo condenso en una: no le des disgustos al lector en vano (porque contentarme a mí es más complicado)

Yo leyendo casi cualquier cosa

La redención de Gabriel sigue arrastrando los mismos problemas que sus compañeras de trilogía: un exceso de referencias literarias (totalmente normal que antes de follar hacer el amor tu churri te mencione un fragmento de El paraíso perdido de Milton –todas lo habéis leído, igual que yo…-), un exceso de azúcar, un exceso de previsibilidad… No quiere dejar ningún cabo suelto y dedica varios capítulos a contarnos lo que pasa con los personajes secundarios. No está mal que lo haga, así satisface nuestra curiosidad pero, al no tener prácticamente relación con la historia principal, a mí me resultaron aburridos de leer y un poco WTF, la verdad.
Éste es el libro que más me ha gustado de la trilogía pero, aún así, no ha logrado convencerme de la historia ni hacerme sentir esa emoción ni ese vacío que te queda cuando lees algo que te llega al corazón (y más abajo), me ha parecido un libro normalito.

Por eso, en nuestro Gandymetro tiene...

Oh, Gabriel, ¿¿por qué??



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